Había una vez una Galga, que se sentía atraída por el oleaje de la vida como una ola con el mar. De joven, decidió dejar atrás la tranquilidad de su hogar en un pequeño pueblo costero llamado Luarca para embarcarse en un viaje de descubrimiento.
Durante su viaje, La Galga navegó por ciudades llenas de vida y peligros, sin embargo, también tuvo que enfrentar tempestades. Pasó hambre y frío pero hizo amigos valiosos y aun así, la galga nunca perdió su amor por la aventura y su espíritu marinero.
Pero después de varios años de viajar, La Galga comenzó a sentir la llamada del hogar y decidió regresar a Luarca. Como un barco en alta mar, La Galga comenzó su viaje de regreso a su puerto seguro. Durante el viaje, se dio cuenta de que había madurado y gracias a todas aquellas tempestades se había convertido en una galga experta en sabores y con un olfato exquisito.
Finalmente, La Galga llegó a Luarca y decidió poner en marcha su proyecto de vida, abrir un restaurante donde ella y sus amigos nunca volverían a pasar hambre. La Galga trabajó duro como un remo en el agua para hacer realidad su sueño, y finalmente logró abrir un restaurante que se convirtió en un faro para los viajeros hambrientos, un refugio seguro para los náufragos de la vida.
La Galga había cumplido su promesa de nunca volver a pasar hambre ella ni sus amigos, y vivió feliz para siempre, anclada en su hogar en Luarca, rodeada de su familia y amigos, como un barco en un puerto seguro.
Como una galga en Luarca.